En un mundo inundado de noticias desalentadoras sobre el comercio local, es fácil caer en la trampa del pesimismo. Sin embargo, al mirar más de cerca, encontramos una realidad que desmiente esa narrativa: el comercio local en Extremadura es un símbolo de resistencia, esfuerzo e ilusión.

La realidad de nuestros comercios

Es innegable que el comercio local ha enfrentado enormes desafíos en los últimos años. A pesar de las adversidades, como las subidas de salarios de los trabajadores, el aumento de precios de productos y suministros, y una larga lista de retos, es aquí donde emerge el verdadero carácter de nuestros comerciantes. Son herederos de una rica tradición que les impulsa a sacar pecho y seguir adelante.

En Cáceres, concretamente, tenemos ejemplos brillantes de éxito: Una pastelería con un premio nacional. Librerías que hacen entregas en el día. Una empresa de organización de bodas y eventos que ha comenzado a trabajar internacionalmente. Una ferretería con más de 45,000 referencias. Una peluquería que ha trabajado en la serie La Casa del Dragón. Un supermercado sin gluten, único en España.

Estos hitos demuestran que el comercio local en Cáceres está vivo y activo.

El esfuerzo diario de los comerciantes

Cada día, nuestros comercios locales se enfrentan a retos que requieren no solo habilidad, sino también una profunda dedicación y resiliencia. Se reinventan continuamente para mantenerse al día, enfrentando los altibajos económicos y luchando por asegurar los puestos de trabajo de sus empleados.

El comercio local no solo ofrece productos y servicios, sino también una conexión personal y humana: saben tu nombre, tus gustos, preguntan por tu familia, te aconsejan.

Un cambio necesario

Es cierto que muchos comercios se enfrentan a la falta de relevo generacional y la necesidad de actualizarse. Sin embargo, el cambio no ocurre de la noche a la mañana; es un proceso gradual. Lo que realmente necesitamos es un cambio en la mentalidad colectiva.

Todos somos responsables de lo que sucede en el comercio local. No podemos dejar que el derrotismo nos paralice. Si nos instalamos en la queja, si repetimos constantemente que “no hay nada” en nuestra ciudad, ¿quién querrá abrir las puertas de sus negocios?

Una llamada a la acción

Hagamos un pacto con nosotros mismos: en lugar de quedarnos atrapados en pensamientos negativos, enfoquémonos en el impulso. Cada uno de nosotros es parte de la solución.

Apoyemos a nuestros comerciantes locales, comprando no solo online, sino también en los negocios de nuestro barrio. Cambiemos nuestra ruta habitual de compras y exploremos nuevas opciones.

Recordemos que cada euro gastado en un comercio local tiene un impacto directo en nuestras ciudades y pueblos. Demostremos que valoramos lo cercano, que apreciamos el trato personal y el conocimiento de quienes están detrás de cada mostrador.

Enseñemos a las futuras generaciones el valor de lo local, de mirar a la cara y de tocar y sentir los productos que compramos. No basta con la calidad, también se necesita la calidez; el comercio local aporta esa cercanía que no se obtiene a través de una pantalla.

Mirando hacia el futuro

El futuro del comercio local no está definido por las dificultades, sino por la resiliencia y la pasión de quienes lo conforman. Sigamos apostando por lo nuestro.